diciembre 20, 2010

Análisis de Inversión

Acá les dejo un link donde podrán ver el análisis de inversión preparado por mi persona para la firma Aristimuño Herrera & Asociados de las empresas en referencia. Haga clik AQUI

GAP - Bienes de Consumo Discrecional
SDS - Indice del Sector Financiero

RDS

Determinando las Ganancias

Los seres humanos tenemos muchas virtudes e igualmente muchas imperfecciones con las cuales debemos convivir, en algunos casos las debemos corregirlas y en otros a aprender a vivir con ellas. Esto genera una cantidad ilimitada de sensaciones o paradigmas, siendo algunos de los más comunes, el miedo a las perdidas y el deseo de ganar más.

En cuanto al miedo a las pérdidas, desde pequeños nos condicionan para ser ganadores y no para saber manejar las situaciones de pérdida, por tanto, cuando esto sucede, sentimos frustración porque no logramos lo esperado. Ante ello, es importante tratar de identificar las razones por las cuales no se logró lo planificado y no volver a caer en los mismos errores. A veces el camino más fácil es no arriesgarse para no perder, pero a veces es necesario perder para luego poder ganar, sin necesidad de que suene como una frase conformista.

Con relación al deseo de ganar más, es una sensación que está directamente asociada con que las necesidades del ser humano por definición son infinitas, razón por la cual en la medida en que vamos logrando cubrir ciertas necesidades, nacen nuevas que ameritan ser atendidas en un momento determinado, por eso es que podemos alcanzar nuevos objetivos y por ende mayores metas. El ganar más tiene un amplio sentido, pero en esta oportunidad delimitémoslo al universo de las finanzas.

Cuando realizamos una inversión, el objetivo que perseguimos es obtener una buena ganancia, mientras más rápido y alta sea mucho mejor para nuestro bolsillo. Cuando nos desenvolvemos en economías inflacionarias, nuestra rentabilidad esperada estará asociada como mínimo a la tasa anual de inflación para poder mantenernos en equilibrio y de allí en adelante todo lo que se generé agregará valor a nuestra inversión y será la utilidad real.

Caso contrario sucede cuando estamos invirtiendo en economías con niveles inflacionarios considerados como normales, es decir que no deterioran rápidamente el poder adquisitivo del consumidor. En estos casos los retornos esperados son dictados por el nivel promedio que genere la industria en la que se invierte, más un porcentaje adicional que se busca a través de tomar ventaja de las oportunidades que brinde el mercado, lo cual se puede conseguir con un determinado nivel de especulación, entendiéndose este como el nivel de riesgo adicional que se asume por aumentar las ganancias en un tiempo determinado, lo que es sano y válido financieramente hablando.

Ahora bien, ¿como podemos hacer para poder generar esas ganancias que tanto esperamos? La respuesta es definiendo el momento preciso de compra. La utilidad o perdida se genera al momento de vender el activo, cuando decidimos salir de la posición, pero la utilidad se determina en lo que realizamos la compra, mientras más bajo sea mayor rentabilidad obtendremos al final de la inversión.

Suena fácil decirlo y hasta en algunos casos parece no tener ciencia dicho comentario, pero en la práctica es bastante difícil hacerlo, porque existen diferentes factores que influyen al momento de tomar la decisión, como por ejemplo, si hay una tendencia alcista en el mercado de acciones buscamos entrar en ese momento para aprovechar la oportunidad, pero lo que no evaluamos a veces es cuanto ha subido el precio de la acción; si hay un boom en el sector inmobiliario, sucede lo mismo, entramos a comprar para luego vender (es muy válido si se tiene la capacidad y es una economía inflacionaria), pero poco se evalúa el riesgo de un recalentamiento del mercado o la posibilidad de una burbuja ya que asumimos que siempre habrá demanda y, así podemos incluir distintos ejemplos en cualquier mercado que nos ilustren como adquirimos un activo y luego buscamos o “ligamos” que el precio suba más allá de sus valores adecuados para maximizar la ganancia y no experimentar el mal rato de una escasa utilidad o lo que es peor una probable pérdida.

Ahora bien, para saber cuánto es lo que debemos pagar lo ideal es analizar previamente la inversión que queremos hacer, conocer su comportamiento histórico, los niveles mínimos y máximos que ha alcanzado dicho activo, saber si el mismo goza de una demanda permanente o estacionaria, si el precio se encuentra subvalorado o sobrevalorado, si el mismo se considera justo, en otras palabras si es un buen momento para adquirirlo.

El momento preciso de adquirir un bien es una decisión particular, ya que cada persona otorgará una valoración en función de sus expectativas como inversionista, probablemente apoyándose en la opinión de expertos o por conocimiento propio del mercado.

Recordemos que el precio es lo que se paga y el valor es lo que se obtiene a cambio de la tenencia de dicho activo durante un tiempo determinado. Nuestra oportunidad de determinar nuestra ganancia es al momento de la compra, ya que cuando vendemos si queremos obtener más beneficio tendríamos que aumentar mucho más el precio y podemos correr con el riesgo de no vender el activo y por ende de no obtener la ganancia esperada.

RDS

diciembre 16, 2010

El Sentido de la Diversificación

Una de las principales interrogantes que siempre tenemos presente en nuestra vida financiera es, ¿dónde podemos colocar nuestro dinero para que sea más rentable?.

Esta sencilla pregunta no es fácil de responder de buenas a primeras, debido a que influyen distintos factores y generalmente uno contesta con otra pregunta ¿Qué necesitas hacer con esos recursos?, una vez que se defina cual es el objetivo que se quiere alcanzar, se podrá trazar una estrategia de inversión adecuada.

Muchas veces consideramos que la mejor manera de lograr excelentes rendimientos es diversificando nuestro dinero, partiendo de aquella clásica frase que dice “no coloques todos los huevos en una sola canasta”, de esta manera estaremos evitando el riesgo de perder todo nuestro dinero al realizar distintas inversiones. Sin embargo, existen distintas opiniones con relación al tema, que parten del hecho de que la diversificación no trae nada positivo y llegan a catalogarla como “la forma que se tiene de cubrir la ignorancia sobre el tema de las inversiones”.

Respetando ambos puntos de vista, tratemos de buscar un equilibrio que sea sano para todos los inversionistas, ya que todos los extremos pueden ser perjudiciales.

La diversificación no se basa en distribuir nuestros recursos en distintas partes, como agarrar y depositar nuestro dinero en cuatro o cinco cuentas bancarias, constituir algunos depósitos a plazo fijo (DPF) en distintos bancos, invertir en varios bonos globales, conformar un portafolio de 15 acciones o adquirir algunas franquicias, entre otras alternativas.

La diversificación se fundamenta en, asignar nuestros recursos en distintas alternativas de inversión que permitan obtener un rendimiento adecuado con nuestras expectativas y con una disminución del riesgo inherente a las inversiones, hasta llegar a un nivel de riesgo acorde con nuestro perfil como inversionista, considerando el monto disponible, los sectores en los que se invierte y la capacidad de mantener los recursos colocados en un horizonte de tiempo específico.

Si este proceso no lo hacemos bien, por más sencillo que parezca, corremos con el riesgo de dispersar nuestros recursos en un sinfín de inversiones que a la final no permitirán identificar adecuadamente los rendimientos obtenidos, porque los mismos se recibirán por distintas fuentes y pudieran llegar a ser poco significativos, lo que a la larga pudiera originar una desmotivación en las inversiones, su futura liquidación y probable pérdida de valor del dinero, generando una aversión a la diversificación y a su vez una propensión a mantener los recursos invertidos en un solo activo, con un buen rendimiento pero con un componente de riesgo concentrado en dicha inversión.

El sentido de la diversificación es que podamos identificar un determinado número de activos o negocios – de acuerdo a nuestro monto de inversión – que al asignar nuestros recursos, se pueda hacer seguimiento a las inversiones correspondientes con la finalidad de obtener las ganancias, realizar los cambios necesarios ante cualquier eventualidad, salirse a tiempo de aquellas inversiones que no estén dando el resultado esperado o incrementar las inversiones que brinden mayores beneficios.

No estamos diversificando si decidimos colocar varios DPF en distintos bancos, porque seguimos atados al riesgo del sistema bancario, No estamos diversificando si conformamos un portafolio de acciones con 4 títulos del sector tecnológico, No estamos diversificando si decidimos comprar varios autos para que trabajen como taxis en una línea, No estamos diversificando si realizamos inversiones en distintas unidades de negocios de un mismo holding empresarial.

Sí diversificamos, si mantenemos una mezcla acorde de los ejemplos anteriores en función de nuestro perfil como inversionista. Podemos tener un DPF, un portafolio de 6 acciones conformado por dos o tres sectores, como el financiero, tecnológico y bienes de consumo por ejemplo y lo demás recursos colocados en un fondo mutual o a la vista para aprovechar las oportunidades que se presenten en el mercado.

Otro factor importante que debemos considerar al momento de diversificar nuestras inversiones, es que debemos conocer el negocio en el cual estamos incursionando y hacerle un adecuado seguimiento para que los resultados sean los esperados.

¿Cuándo podemos identificar que nos excedimos en la diversificación?, cuando no nos dé tiempo de hacerle seguimiento a una o algunas de las inversiones. Es como si tuviéramos varios negocios que atender y no podemos pasar por alguno de ellos durante la semana, siendo necesario hacerlo, alguno de ellos puede quebrar y no es la idea que perseguimos como inversionistas.

RDS

diciembre 15, 2010

Lista de Gastos vs El Presupuesto

Uno de los principales retos que tenemos respecto al dinero es, saber administrarlo. Desde muy temprana edad cuando nos dan nuestra primera mesada para el colegio, cuando nos dan un regalo en efectivo o cuando cobramos nuestro primer sueldo, ya sabemos casi con exactitud en que lo vamos a gastar y no reparamos en ejecutar dicha acción.

En la medida que va pasando el tiempo, vamos adquiriendo nuevas responsabilidades y generando mayores necesidades, a partir de ese momento comenzamos a preguntarnos ¿cómo hacer para rendir la cantidad de dinero que obtenemos?, la cual generalmente es insuficiente para poder adquirir todas las cosas que queremos y por lo tanto nos preguntamos ¿Cómo hago para administrar bien mi dinero?

Para tratar de dar respuesta a esta interrogante, la primera acción que emprendemos es tomar lápiz y papel para hacer nuestra “lista de gastos”, en la cual resumimos a grandes rasgos las obligaciones financieras, los pagos del hogar, algunos consumos que realizamos con frecuencia y demás renglones que se puedan listar de acuerdo al hábito de consumo que se tiene. El total que se obtenga de la lista lo comparamos con nuestro sueldo y generalmente afirmamos que “el sueldo no nos alcanza”.

Esta acción generalmente la hacemos el día que cobramos o posterior a la ejecución de todos los gastos, es decir, cuando ya es tarde. El siguiente paso sería el privarnos de ciertas actividades buscando recortar gastos o utilizar la tarjeta de crédito como “fuente de ingreso alternativo”, lo que a la final hace que terminemos con más gastos por el costo de financiamiento.

Otra alternativa que tenemos para mejorar esta situación es, utilizar una importante herramienta de la planificación financiera, como lo es el presupuesto.

El presupuesto es un documento que nos permite plasmar con anticipación los futuros ingresos y egresos que vamos a tener en un horizonte de tiempo determinado, con la idea de prever cual será el resultado esperado de acuerdo a nuestra condición financiera actual. Su importancia radica en que nos va a ayudar a manejar nuestro dinero de una manera más eficiente, razón por la cual no lo debemos ver como un obstáculo o un elemento negativo que nos indique que nuestra economía personal no está como nosotros pensamos y que no vamos a poder adquirir lo que queremos o necesitamos.

Otra de las bondades del presupuesto, es que nos va a indicar que nuestros problemas financieros generalmente no se dan por el nivel de ingresos que tenemos – a pesar de que estos juegan un papel importante en nuestras finanzas -, sino más bien por la forma como manejamos nuestros recursos, en función de nuestro estilo de vida. Generalmente gastamos en función de lo que ganamos, ya que es muy difícil mantener la misma estructura de gastos, posterior a que obtenemos un incremento determinado en nuestros ingresos, dado que siempre se están generando nuevas necesidades.

La elaboración de un presupuesto puede ser algo tedioso al principio, sin embargo es más sencillo de lo que parece. Lo primero que debemos hacer es listar todos los ingresos que efectivamente se van a recibir, posteriormente incluir todos los compromisos adquiridos en función de su grado de prioridad, estos se pueden clasificar en fijos y variables y colocarse en las respectivas fechas de ejecución. 

Una vez realizado esto, veremos cuáles son los resultados esperados, un flujo neto mensual positivo o negativo. Lo primero que vamos a identificar es la cantidad de egresos que estamos teniendo y la forma como los estamos financiando, luego se pueden empezar a realizar simulaciones o ajustes tanto en los ingresos como en los egresos para ver como cambiaria el resultado y a partir de allí empezar a planificar el mejor manejo de nuestras finanzas, a través de la generación de ingresos alternativos y/o identificando lo que queremos comprar, lo que en realidad necesitamos comprar o lo que efectivamente podemos comprar.

La diferencia entre la lista de gastos y el presupuesto es, que la primera nos dice cual es nuestro nivel compromiso ya adquirido y que debemos honrar independientemente de nuestros ingresos, mientras que el segundo nos permite planificar como utilizar nuestros recursos tanto por gastos como por inversión, en función de los ingresos que vamos a percibir, por lo cual nos permitirá alcanzar nuestros objetivos y metas con mayor éxito.

RDS
 
Artículo escrito para Aristimuño Herrera & Asociados

diciembre 14, 2010

La Empresa Personal

Una de las principales aspiraciones que tienen muchas personas durante su desarrollo profesional o en algún momento de la vida es, tener una propia empresa, lo que generalmente se inicia con una actividad de comercialización informal, el desarrollo de una habilidad que consigue demanda en algún nicho de mercado o sencillamente explorar una idea de negocio que se ocurre en un momento determinado.
 
Cuando la persona se decide a conformar una empresa personal, automáticamente se inicia la travesía por un camino con muchas más sorpresas de lo que se imagina. Sin embargo las distintas motivaciones que se tienen, como generar ingresos adicionales, construir una marca, ofrecer un producto innovador, ser el propio jefe o “ser dueño de su propio tiempo”, son mucho mayores que el nivel de incertidumbre que se decide asumir, por lo tanto se comienza a transitar por ese sendero.
 
La empresa personal se inicia con la idea de que el producto o servicio a ofrecer vas a ser exitoso, sin embargo es importante considerar al momento de evaluar nuestro nuevo negocio los siguientes aspectos:
 
  1. El Grado de Incertidumbre: El entusiasmo por llevar a cabo la idea de un negocio, puede en algún momento opacar la factibilidad de que el mismo no sea sostenible en el tiempo, a pesar de que al principio el producto o bien goce de buena aceptación en el mercado.
  2. Capital de Trabajo: Las fuentes de financiamiento al principio son limitadas, por lo que se cuenta única y exclusivamente con recursos propios del emprendedor, los cuales deben ser asignados eficientemente. 
  3. Tiempo: La empresa personal cuenta con mayor facilidad -en comparación con empresas más grandes- al momento de atender las necesidades de sus clientes, lo que le permite tener una mejor reacción y ganar mercado. Pero una decisión mal tomada, puede traer consecuencias desastrosas para la empresa, sacándola del mercado y sin tener tiempo ni recursos para recuperarse.
  4. Destrezas necesarias: Las habilidades con las que cuenta el emprendedor en un área específica del negocio, no garantizan el éxito del mismo. Se debe contar con aptitudes gerenciales, administrativas, financieras, operativas entre otras, para poder tener una visión global del negocio y hacer que el mismo sea sostenible en el tiempo. Lo cual se puede lograr con el apoyo de colaboradores.
 
El conformar una empresa personal demanda mayor grado de compromiso, dedicación y paciencia de lo que a veces se piensa. Se debe mantener un equilibrio entre momentos positivos y negativos para poder alcanzar la etapa de consolidación exitosamente.
 

diciembre 13, 2010

Análisis de Alternativas de Inversión Financiera

Aquí les dejo el link del análisis realizado para la firma Aristimuño Herrera & Asociado sobre General Electric.

Alternativa de Inversión Financiera - GE

RDS

diciembre 02, 2010

El Flujo de Caja

El flujo de caja, nos permite determinar el comportamiento futuro de nuestro dinero en un intervalo de tiempo específico, identificando dónde se originan y cómo se utilizan los recursos monetarios. La importancia de esta herramienta, es que nos brinda una situación real sobre la liquidez que disponemos en un momento particular, la necesidad de generar nuevos ingresos, el comportamiento de los gastos y la viabilidad de asumir nuevos compromisos financieros.

A diferencia de una empresa, el flujo de caja personal se construye fácilmente. Lo primero que necesitamos saber es cuánto dinero líquido tenemos actualmente tanto en bancos como en efectivo. Posteriormente identificar y colocar los ingresos que esperamos recibir en el horizonte de tiempo que estemos evaluando, así como también los montos por conceptos de egresos para el mismo período. Luego de listar las correspondientes partidas, calculamos el flujo neto entre ingresos y egresos y el resultado se los sumamos al saldo inicial de liquidez disponible. Una vez realizado el cálculo, debemos analizar la situación en la que nos encontremos y empezar a tomar medidas para optimizar el uso de nuestros recursos.

La elaboración de este sencillo ejercicio, nos permite tener un panorama más claro de nuestra situación financiera. Muchos de nosotros la conocemos “de manera mental”, pero una vez que la tenemos plasmada en blanco y negro, se nos hace más fácil identificar oportunidades de mejoras y optimización de nuestros recursos.

En momentos inflacionarios, más allá de buscar alternativas de inversión que generen tasas reales positivas, lo cual es una tarea bastante difícil, lo primero que debemos hacer es determinar nuestra situación de liquidez actual y el comportamiento futuro de la misma.

El uso de un flujo de caja personal, nos permitirá saber en qué estamos utilizado nuestro dinero, cuales son las partidas que tienen mayor impacto en nuestras finanzas, saber cómo estamos costeando muchas de las necesidades actualmente satisfechas y cuáles son las futuras acciones a tomar en función de nuestra situación económica actual, con la finalidad de mejorar la administración de nuestros recursos.

RDS

Extracto de artículo escrito para Aristimuño Herrera & Asociados.
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