Hoy
en día el abanico de alternativas de inversión es bastante amplio, lo que
permite afirmar que hay para todos los gustos y distintos niveles de
riesgo. Sin embargo, el mejor activo
para invertir es el conocimiento, debido a que este siempre dará un rendimiento
positivo independientemente del ciclo económico en el cual nos encontremos.
El
orden financiero y económico mundial ha venido presentado cambios interesantes
en los últimos años, lo que genera nuevas interrogantes relacionadas a las
áreas de manufactura, tecnología, industrial, servicios entre otras, exigiendo
mayores niveles de competitividad y ética.
Es
interesante observar cómo en los últimos años las actividades que más han
aportado al desarrollo de los países son aquellas relacionadas con productos
intangibles (servicios) en comparación con las actividades manufactureras, tal
como lo demuestran la evolución y composición del producto interno bruto (PIB)
de algunos países.
Los
procesos de cambios que se han presentado, han generado consecuencias positivas
y negativas, probablemente se hacen más palpables estas últimas porque han
tenido un impacto directo sobre el nivel de desempleo, el cual se ha
incrementado generando entre otras consecuencias una mayor contracción
económica.
Alguno
de los aspectos positivos que se evidencian, es la necesidad de generar
recursos económicos de manera independiente, bajo una estructura informal o
formal, lo que conlleva a un incremento en la tasa de emprendimiento fundamentado
en actividades tradicionales que requieren un mayor esfuerzo físico que
intelectual, lo que de acuerdo a la coyuntura es bastante válido.
Paradójicamente,
si se observa la tasa de crecimiento económico de algunos países, el proceso de
desarrollo que han alcanzado o están encaminado, destacan aquellos países que
cuentan con escasos recursos naturales y mayor propensión a desarrollar e
innovar en campos como la tecnología o el servicio, basados en una fuerte
estructura de conocimiento y deseos de ser más competitivos. Para lograr estos resultados es necesario
contar con una base fundamental como lo es la educación, el desarrollo del
conocimiento.
Si
hacemos el ejercicio de extraer esta situación global y llevarla al ámbito
personal, la mejor forma de alcanzar nuestros objetivos y metas es invirtiendo
en nuestro conocimiento, a través de un proceso de formación continúa tal como
lo he comentado en artículos anteriores.
El
adquirir cada día mayores habilidades financieras, gerenciales,
administrativas, operativas, entre otras, permite tener un mejor criterio de
decisión y establecer planes que conlleven al crecimiento personal, profesional
y por ende del país.
De toda crisis surgen oportunidades y debemos estar preparados para
identificarlas y maximizarlas. El
desarrollo del conocimiento y su aplicación permiten generar valor agregado en
las actividades que se realicen y el resultado es mayores niveles de
competitividad y crecimiento económico lo que genera bienestar para todos.
RDS
@rduartesandoval