diciembre 15, 2010

Lista de Gastos vs El Presupuesto

Uno de los principales retos que tenemos respecto al dinero es, saber administrarlo. Desde muy temprana edad cuando nos dan nuestra primera mesada para el colegio, cuando nos dan un regalo en efectivo o cuando cobramos nuestro primer sueldo, ya sabemos casi con exactitud en que lo vamos a gastar y no reparamos en ejecutar dicha acción.

En la medida que va pasando el tiempo, vamos adquiriendo nuevas responsabilidades y generando mayores necesidades, a partir de ese momento comenzamos a preguntarnos ¿cómo hacer para rendir la cantidad de dinero que obtenemos?, la cual generalmente es insuficiente para poder adquirir todas las cosas que queremos y por lo tanto nos preguntamos ¿Cómo hago para administrar bien mi dinero?

Para tratar de dar respuesta a esta interrogante, la primera acción que emprendemos es tomar lápiz y papel para hacer nuestra “lista de gastos”, en la cual resumimos a grandes rasgos las obligaciones financieras, los pagos del hogar, algunos consumos que realizamos con frecuencia y demás renglones que se puedan listar de acuerdo al hábito de consumo que se tiene. El total que se obtenga de la lista lo comparamos con nuestro sueldo y generalmente afirmamos que “el sueldo no nos alcanza”.

Esta acción generalmente la hacemos el día que cobramos o posterior a la ejecución de todos los gastos, es decir, cuando ya es tarde. El siguiente paso sería el privarnos de ciertas actividades buscando recortar gastos o utilizar la tarjeta de crédito como “fuente de ingreso alternativo”, lo que a la final hace que terminemos con más gastos por el costo de financiamiento.

Otra alternativa que tenemos para mejorar esta situación es, utilizar una importante herramienta de la planificación financiera, como lo es el presupuesto.

El presupuesto es un documento que nos permite plasmar con anticipación los futuros ingresos y egresos que vamos a tener en un horizonte de tiempo determinado, con la idea de prever cual será el resultado esperado de acuerdo a nuestra condición financiera actual. Su importancia radica en que nos va a ayudar a manejar nuestro dinero de una manera más eficiente, razón por la cual no lo debemos ver como un obstáculo o un elemento negativo que nos indique que nuestra economía personal no está como nosotros pensamos y que no vamos a poder adquirir lo que queremos o necesitamos.

Otra de las bondades del presupuesto, es que nos va a indicar que nuestros problemas financieros generalmente no se dan por el nivel de ingresos que tenemos – a pesar de que estos juegan un papel importante en nuestras finanzas -, sino más bien por la forma como manejamos nuestros recursos, en función de nuestro estilo de vida. Generalmente gastamos en función de lo que ganamos, ya que es muy difícil mantener la misma estructura de gastos, posterior a que obtenemos un incremento determinado en nuestros ingresos, dado que siempre se están generando nuevas necesidades.

La elaboración de un presupuesto puede ser algo tedioso al principio, sin embargo es más sencillo de lo que parece. Lo primero que debemos hacer es listar todos los ingresos que efectivamente se van a recibir, posteriormente incluir todos los compromisos adquiridos en función de su grado de prioridad, estos se pueden clasificar en fijos y variables y colocarse en las respectivas fechas de ejecución. 

Una vez realizado esto, veremos cuáles son los resultados esperados, un flujo neto mensual positivo o negativo. Lo primero que vamos a identificar es la cantidad de egresos que estamos teniendo y la forma como los estamos financiando, luego se pueden empezar a realizar simulaciones o ajustes tanto en los ingresos como en los egresos para ver como cambiaria el resultado y a partir de allí empezar a planificar el mejor manejo de nuestras finanzas, a través de la generación de ingresos alternativos y/o identificando lo que queremos comprar, lo que en realidad necesitamos comprar o lo que efectivamente podemos comprar.

La diferencia entre la lista de gastos y el presupuesto es, que la primera nos dice cual es nuestro nivel compromiso ya adquirido y que debemos honrar independientemente de nuestros ingresos, mientras que el segundo nos permite planificar como utilizar nuestros recursos tanto por gastos como por inversión, en función de los ingresos que vamos a percibir, por lo cual nos permitirá alcanzar nuestros objetivos y metas con mayor éxito.

RDS
 
Artículo escrito para Aristimuño Herrera & Asociados

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