Si hay una actividad que se realiza a diario, con distintos
niveles de importancia, es el tomar decisiones.
Toda acción que se ejecuta es producto de una decisión, desde elegir la
ruta más efectiva para llegar al trabajo hasta definir los pasos necesarios
para lograr las metas propuestas.
En algunos casos tomar una decisión es algo sencillo,
probablemente porque se tiene confianza en lo que se está haciendo, se tiene
una mayor certeza del resultado, son pocas las opciones existentes o se maneja
suficiente información que permite decidir rápidamente, entre otras opciones.
Existen otras situaciones en la que no es tan fácil dar el
siguiente paso, principalmente si no se cuenta con suficiente información,
existe incertidumbre en el ambiente o hay una alta influencia de la
personalidad de cada quien, lo que es determinante para ejecutar o no diversas
acciones.
Este último punto, el tipo de personalidad, acompañado con la
presencia de diversas alternativas, puede desencadenar un alto nivel de
indecisión en cualquier momento, principalmente si se trata de aspectos
financieros personales.
Desde el punto de vista financiero se pueden encontrar diversas
clasificaciones para las personas, como por ejemplo si tienen un perfil
conservador: adversos al riesgo; moderado: buscan un equilibrio entre riesgo y
rendimiento; o agresivo: propenso a la toma de riesgo, lo que permite definir
que tipo de inversiones son las más apropiadas.
También se puede hablar sobre el comportamiento respecto al manejo
del dinero, algunos son analíticos: revisan todos los detalles; temerosos: muy
preocupados por el manejo del dinero; impulsivos: tomas decisiones muy rápido;
o derrochadores: gastan sin control.
Cualquiera que sea la clasificación con la cual se pueda
identificar, siempre se estará expuesto a tomar una decisión financiera, en
algunos casos con mayor facilidad que otros y es aquí donde se genera la
indecisión, producto de un determinado nivel de incertidumbre que surge cuando
no se conoce cual será el resultado de una acción a ejercer.
La indecisión generalmente produce afectaciones financieras negativas,
debido a que se corre el riesgo de perder buenas oportunidades para realizar
una inversión, comprar o vender un activo a un determinado precio, establecer o
salir de un negocio, eliminar deudas, incrementar el patrimonio familiar, entre
otros aspectos.
Muchas veces la indecisión surge porque se espera que cambie un
determinado factor y que este mejore el resultado esperado, lo que puede o no
suceder y por ende se pierda la oportunidad.
Para disminuir el impacto de la indecisión se puede realizar las
siguientes acciones:
- Verifique si el factor que le genera indecisión está completamente vinculado con el resultado esperado,
- Establezca todos los posibles resultados que se den producto de la decisión y ejecútela considerando la que reporte mejores beneficios,
- Identifique si existe un periodo de tiempo finito para eliminar la incertidumbre,
- Evalúe cuanto es la pérdida potencial por no tomar la decisión versus el peor escenario si la toma y sale mal,
- Obtenga la mayor cantidad de información posible sobre los eventos que controla,
- Siéntase cómodo con al decisión que tome,
- Elija la opción que satisfaga sus necesidades,
- En la medida de las posibilidades, aparte las emociones de la decisión,
- Evalúe si la decisión lo acerca a su meta, de lo contrario no la tome,
- Recuerde que la peor decisión es la que no se toma.
RDS
@rduartesandoval
Vaya, jamás habia pensado eso de las indecisiones. Además en otro blog de finanzas, lei tambien que todo el tiempo que se pierde en tomar una decisión se puede aprovechar.
ResponderEliminar