agosto 13, 2010

Volver a lo Básico

Esta frase la escuche recientemente de un amigo, quien me dijo sí esa era la respuesta a toda la situación económico-financiera en la cual nos encontramos inmersos desde hace unos meses para acá y que pareciera que falta un largo camino por recorrer.


Hemos sido testigos de cómo han quedado fuera del mercado bancario varias instituciones, por diversos motivos, así como también la disminución del alcance que tenían las instituciones no financieras que participaban en el mercado (casas de bolsas y sociedades de corretaje) las cuales en su momento jugaron un papel importante en cuanto a la intermediación y colocación de títulos públicos se refiere.

Recientemente tuvimos un mercado que se llenó de alternativas de inversión “estructuradas” que se soportaban en la oportunidad de arbitraje (diferencial de precios de un mismo activo) de la paridad cambiaria, lo que permitió que crecieran algunas de las instituciones existentes y entraran al mercado nuevos actores, algunos con experiencia y otros con menos de la mínima necesaria.

Hoy día la situación es otra, el mercado ha sufrido una fuerte contracción tanto de actores como de instrumentos que se puedan comercializar, esto debido a recientes regulaciones que tienen como finalidad tener una mejor supervisión del mercado, la cual ha sido deficiente en los últimos tiempos y no precisamente por falta de leyes.

Ahora bien, el mercado hoy día es otro, la negociación de títulos emitidos por el Estado está siendo permitida sólo para bancos públicos y privados, quienes tienen como objetivo principal estimular el crédito y realizar la labor de intermediación financiera. Mientras que por otro lado las casas de bolsa y sociedades de corretaje, instituciones que nacen para dar oxigeno al mercado de capitales, tienen como objetivo principal la labor de intermediación y/o custodia de títulos valores tanto del sector público como del sector privado, así como el ofrecimiento de alternativas de inversión sofisticadas propias de los mercados de hoy en día, con su debida regulación (preventiva) en todos los sentidos, ya que el mercado de capitales a diferencia de la banca NO garantiza rendimientos futuros (principio básico de este mercado).

Hoy en día la participación de estas últimas está siendo restringida a la intermediación de instrumentos del sector privado, por lo cual se pudiera decir que se tendría que “volver a lo básico”, con los márgenes de ganancia correspondientes a ello. Pero la realidad es otra, hay una gran diferencia entre lo que se puede exigir a través de una regulación y lo que el mercado puede permitir, lamentablemente el sector privado en el mercado de capitales actualmente no presenta la profundidad que se requiere para ello, entendiéndose está como los volúmenes de negociación que se deben tener para que se puedan intercambiar valores por dinero (liquidez), como es conocido los montos negociados en la Bolsa de Valores de Caracas son mínimos en comparación con otros mercados de la región y la participación de emisiones privadas de papeles comerciales son pocas, en cuanto a volúmenes de negociación, razón por la cual probablemente se escucha que quedaran pocos participantes en este sector del mercado.

Esperemos a ver cómo se desarrollan los acontecimientos con la aprobación de la nueva Ley de Valores, son válidos todos aquellos esfuerzos que se hagan para mejorar y garantizar la transparencia de los mercados ya que deben contribuir al desarrollo de los mismos, sin embargo debemos recordar que no sólo es escribirlas sino velar por su cumplimiento y actuar de manera preventiva y no reactiva.

RDS
 
Artículo escrito para Aristimuño Herrera & Asociados

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