El
manejo del dinero y su cuidado son aspectos fundamentales que cada día toman
más importancia, ya que uno de los grandes retos que se tiene es sacar el mayor
provecho del mismo.

Caso
contrario sucede cuando se presenta el período de contracción financiera, es
aquí cuando se empieza a ver hacia donde se destinan los recursos y se
comienzan a hacer recortes necesarios de manera inmediata, lo cual en muchos
casos puede generar problemas emocionales y frustraciones.
Sin
embargo no todo es negativo, se debe sacar el mejor provecho de las situaciones
que se presenten y estar consientes que tanto en los temas financieros como en
los económicos, así como en otros aspectos de la vida, se presentan ciclos, por lo cual hay que tomar
las debidas previsiones.
Existen
un sin fin de documentos y referencias que orientan sobre como manejar
efectivamente el dinero. Igualmente se conocen
diversas historias de personajes que hoy en día son famosos por sus éxitos
financieros, pero que anteriormente presentaron dificultades en ese sentido,
las cuales en muchos casos pueden llegar a ser inspiradoras.
En
realidad no hay un secreto o formula mágica que permita salir súbitamente de
una mala situación económica, salvo que sea ganar un premio gordo de la lotería
y este no es un caso muy común. Lo que
si es cierto, es que todo se puede lograr con disciplina, perseverancia y
enfoque, como lo hemos comentado anteriormente.
La
disciplina se refiere a tener un orden y actitud sistemática para realizar una
actividad, por lo que encaja perfectamente la necesidad de tener normas o
reglas que permitan seguir ese orden.
En
el aspecto financiero se pueden listar un sin fin de normas y adaptarlas a la
situación personal de cada uno, pero es importante considerar que sea cual sea
la norma que adopte, esta debe cumplir con tres características importantes,
como lo son:
Contar con un propósito definido: Es importante establecer que es lo que se quiere lograr con la aplicación de las normas financieras que establezca. Deben perseguir un objetivo específico para que cada acción que realice, le permita llegar a la meta. Por ejemplo, pagar las tarjetas de crédito, establecer un fondo de ahorros, conformar la inicial para la compra de vivienda o vehículo.
Estar acorde con la personalidad: Si bien es cierto que las normas se deben cumplir a cabalidad, las mismas no son para todo el mundo, por esa razón es que son determinadas personas quienes pueden ser pilotos, deportistas profesionales, militares o doctores, porque se adaptan a las normas establecidas para cada profesión.
Las normas que siga lo deben hacer sentir a gusto, lo que no significa que sean normas blandas o establecidas a conveniencia. Estás deben estar alineadas con su forma de ser, para que su compromiso sea cada día mayor. Por ejemplo, si le gusta comer en restaurantes que la norma sea los viernes o domingos, pero no todos los días.
Ser viables y adaptables: Es decir, deben poderse cumplir, ser respetadas y que ayuden a ajustar la conducta sobre el manejo del dinero. Su adaptabilidad se debe a la necesidad de mantenerlas vigentes en el transcurso de su evolución financiera. Por ejemplo, si hoy decide ahorrar el 10% de su ingreso, más adelante puede ser el 15%, pero se mantiene la norma de ahorrar una determinada cantidad de su ingreso.
Contar con un propósito definido: Es importante establecer que es lo que se quiere lograr con la aplicación de las normas financieras que establezca. Deben perseguir un objetivo específico para que cada acción que realice, le permita llegar a la meta. Por ejemplo, pagar las tarjetas de crédito, establecer un fondo de ahorros, conformar la inicial para la compra de vivienda o vehículo.
Estar acorde con la personalidad: Si bien es cierto que las normas se deben cumplir a cabalidad, las mismas no son para todo el mundo, por esa razón es que son determinadas personas quienes pueden ser pilotos, deportistas profesionales, militares o doctores, porque se adaptan a las normas establecidas para cada profesión.
Las normas que siga lo deben hacer sentir a gusto, lo que no significa que sean normas blandas o establecidas a conveniencia. Estás deben estar alineadas con su forma de ser, para que su compromiso sea cada día mayor. Por ejemplo, si le gusta comer en restaurantes que la norma sea los viernes o domingos, pero no todos los días.
Ser viables y adaptables: Es decir, deben poderse cumplir, ser respetadas y que ayuden a ajustar la conducta sobre el manejo del dinero. Su adaptabilidad se debe a la necesidad de mantenerlas vigentes en el transcurso de su evolución financiera. Por ejemplo, si hoy decide ahorrar el 10% de su ingreso, más adelante puede ser el 15%, pero se mantiene la norma de ahorrar una determinada cantidad de su ingreso.
RDS
@rduartesandoval
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