Todas
las personas buscan un nivel determinado de comodidad, con el cual se puedan
satisfacer las necesidades básicas, sociales, personales, de formación,
profesionales y económicas, tanto propias cómo de la familia.
Por
esta razón existe el establecimiento de metas y la elaboración de un plan de
trabajo para lograr ese nivel de comodidad.
En síntesis, este plan generalmente comienza con la educación básica,
luego la profesional, obtener un empleo, conformar una familia, crecer profesionalmente
y luego tener una merecida jubilación.
Este
plan se cumple en algunos casos y en otros no, esto como consecuencia de diversas
razones que se pueden presentar durante el transcurso de la vida, lo que no
significa que por no cumplir este orden en todas sus etapas, se haya fracasado.
Sin
embargo, hay un punto en común en todos los casos que se le denomina la Zona de
Confort, la cual podemos definir como: Aquel
ambiente en el cual la persona se siente segura, lo que le permite desarrollar
sus actividades y comportamientos de la mejor manera, sin percibir un nivel de
riesgo determinado porque el mismo se considera que “no existe”.
Esta
zona abarca todos los aspectos de la vida, incluyendo el financiero. Desde este punto de vista se pueden destacar
varios ejemplos, como:
- El no cambiar de empleo para no perder la estabilidad que se tiene, a pesar de que se obtenga una mayor remuneración,
- Querer emprender un proyecto, pero no se hace porque no se está dispuesto a renunciar al empleo, a pesar de contar con recursos económicos suficientes,
- No estar dispuesto a aceptar una mayor responsabilidad dentro del trabajo actual, por preferir continuar con su tarea actual,
- No adquirir una hipoteca mayor, porque no es necesario ya que se está conforme con la casa que se tiene,
- No invertir en instrumentos con mayor rendimiento, por el riesgo que puede representar, entre otros.
Estos
ejemplos, así como muchos otros son válidos, pero se debe tener presente que
hay ciertas situaciones externas que pueden sacar a la persona de su zona de
confort, como es el caso de la pérdida del empleo, una crisis financiera, una
crisis del sector en el que se desempeñe y cualquier otro evento que afecte esa
“estabilidad y seguridad” que se tiene.
Por
estos motivos es necesario estar preparado para experimentar cualquier
movimiento de la zona de confort, el cual se puede dar por la vía externa de
manera negativa o por motivación propia, lo que implica la disposición
permanente al crecimiento.
¿Cómo
se puede preparar para moverse de su zona de confort?, aquí le dejamos algunos
tips:
- Crear nuevos hábitos positivos en su vida diaria (de ahorro, inversión y consumo),
- Cada vez que alcance una meta, establezca una nueva,
- Identifique aquellos puntos débiles y fortalézcalos,
- No subestime ninguna situación de su entorno,
- No piense que algo no le pueda suceder,
- Conforme un fondo de reserva equivalente entre 6 y 9 meses de sus ingresos,
- Manténgase actualizado en las tendencias profesionales,
- Actitud positiva ante las eventualidades,
- Estar abierto a las nuevas oportunidades,
- Mantenerse firme en sus metas financieras, profesionales y personales.
Cuando
se está fuera de la zona de confort por razones ajenas a la persona, lo primero
que se ve es la parte negativa, sin embargo puede ser la oportunidad de realizar
una nueva actividad, emprender una idea de negocio que tenia en mente o
conseguir un mejor empleo que le permita alcanzar el estatus financiero que aspira.
Aquí
les dejo dos ejemplos, si a J.K. Rowling no hubiese tenido los problemas
familiares y de empleo que tuvo, probablemente nunca hubiese escrito Harry
Potter. Si Donald Trump no fuera una
persona enfocada en mejorar su zona, no se hubiera recuperado de la quiebra en
la que cayó.
RDS
@rduartesandoval
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